Un buen proyecto de vida
Introducción
Ningún proyecto es más importante que el proyecto de vida. En este artículo se trata de cuestionarnos lo que hacemos con nuestra vida, qué es lo que vamos a hacer con nuestra vida o tal vez qué es lo que estamos ya haciendo con nuestra vida.
Cuando vamos llegando a algunas edades forzosamente volvemos la mirada a lo que hemos hecho y a veces descubrimos lo que es obvio como que el tiempo no regresará.
Si una persona tiene una mala inversión económica con esfuerzo y con un poco de suerte puede recuperarse pero hay cosas que no se pueden recuperar y una de ellas definitivamente es el tiempo porque es un capital irrecuperable. El proyecto de vida justo se refiere a aquello que es irrecuperable que es nuestro tiempo.
Todos tenemos alguna forma de organizar la vida que es como tomamos decisiones. Santo Tomás, al comienzo de la segunda parte de la suma teológica, dice precisamente la vida humana está hecha de decisiones. Lo que le trae tranquilidad a una persona cuando va llegando la hora de su muerte es que jugó bien sus cartas. La vida está hecha de decisiones y las decisiones bien tomadas son la mejor garantía de nuevas decisiones bien tomadas, en cambio, las malas decisiones casi nos empujan a tomar otras malas decisiones. Hay algo que no se nos debe olvidar que se llama amor transformante de Dios que puede hacer maravillas, las hizo en la samaritana o en Zaqueo.
Cómo tomamos decisiones
La pregunta es: ¿cómo tomamos decisiones? En razón de propósitos más altos. Todo lo que queremos lo queremos en función de otra cosa. Es la historia de los medios y los fines.
Pensemos por ejemplo en un joven que está trabajando en una empresa. Es su primer trabajo, no le pagan mucho, en cambio, si le exigen mucho y entonces a la pregunta de si se encuentra satisfecho con su trabajo la persona responde y dice la verdad: no. ¿Por qué sigue entonces si no está satisfecho? La respuesta está en el propósito. Necesita aprender cosas, necesita acumular experiencia, necesita tener una red de gente conocida… ¿Por qué aguantas, por qué resistes, por qué te esfuerzas? Hay un propósito. Nuestras decisiones están orientadas por nuestros propósitos.
La mayor parte de la gente no se hace estas preguntas. Muchas veces nuestros auténticos propósitos permanecen implícitos o inconscientes. Pensamos que es bueno tener salud, estabilidad económica, un nivel de estudios, una red de amigos… Pocas veces nos preguntamos qué es lo que queremos de fondo.
Hacer un proyecto de vida es sencillamente hacernos conscientes de cuáles han sido nuestros verdaderos propósitos para evaluar si los propósitos que han movido nuestra vida son los mejores o son los correctos. Mejorar esos propósitos y establecer los medios adecuados para conseguirlos. Eso es hacer un proyecto de vida.
Mira hacia el pasado (qué es lo que has estado buscando), mira hacia el presente (hoy como evalúo eso que ha sido prioridad para mí) y luego mira hacia el futuro (qué es lo que vale la pena que quieras y trabajes).
¿Cómo podemos organizar nuestra vida con unos mejores propósitos y con unas prioridades más claras?
Nuestra época nos quiere perpetuamente distraídos
A mucha gente no le interesa que tengamos un proyecto de vida. Cuando un joven tiene un buen proyecto es una persona más difícil de manejar y de manipular porque sabe para dónde va su barco y tiene un norte. Por eso el mundo actual no quiere que tengamos un proyecto de vida. El mundo actual nos quiere perpetuamente distraídos con lo que es tendencia, lo que está viral, con las modas. Las personas que están perpetuamente distraídas no tienen un norte y esa es la mejor noticia para el mundo del marketing porque viven aprisionados en una rueda que se llama producir, consumir, entretenerse, divertirse… Ponernos en la dinámica de hacer un auténtico proyecto de vida es uno de los mecanismos más eficaces para liberarnos de los propósitos vanos e insuficientes.
Caminos
Casi siempre los golpes fuertes nos obligan a sacudir nuestras prioridades. En tales circunstancias solemos descubrir que aquello que era muy importante tal vez no merecía tanta atención.
Hay otro camino: el del retiro espiritual, el del silencio, el de la reflexión, el de la oración. Sacar un tiempo, unos días, para hacer un buen retiro para replantearnos nuestras prioridades. En Pedralbes ofrecemos uno mensual y otros fuera del CMU. Hacer un buen retiro es una gran idea, es el camino del desierto. Es mucho más sabio tomar el camino de la reflexión y del silencio para hacer una pausa. Si quieres sacar este tiempo especial para él puedes hablar con tu asesor del CMU.
El tiempo de calidad con la familia es un tesoro. Valora tu familia. Son los que en muchas circunstancias y cuando llegue lo más duro, los únicos que van a estar ahí.
Conclusión
Lo que determina un proyecto de vida son las prioridades y por eso la invitación final es que reestructuremos nuestras prioridades al estilo de Jesús porque Jesús nos habló de este tema: Jesús nos dice que nuestra primera prioridad sea Dios y que nuestra segunda prioridad sea el prójimo.
Descubrir a Dios como prioridad es ante todo descubrir que Él nos amó primero. Amar al prójimo como en la parábola del buen samaritano consiste en tener los ojos abiertos allí donde hay una necesidad. La grandeza del amor es sobre todo amar cuando no hay certeza de retorno. Amar en la lógica del amor.