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Se anunció que venía a la tertulia un hombre que cantaba mientras pintaba, y que básicamente esto es lo que iba a hacer. Su nombre era Pau Morales. Llegó un día antes para estudiar la sala, la acústica, preparar sus bártulos… Nadie imaginaba que aquello sería un éxito. La noche del show, los pocos que se habían quedado estudiando para los parciales asistieron de inmediato a oír las voces. Con un «pedal looper», el artista iba creando melodías, bases rítmicas, coros, y hacía que el público cantase con él. Entonces se giraba frente a un lienzo negro, más grande que él, y empezaba a dar brochazos de colores. La diversión y el suspense dominaron la noche, y poco a poco se fue intuyendo la figura impresionista del cuadro: un hombre tocando el saxo apasionadamente; tan apasionadamente como Pau Morales. El cuadro está ahora expuesto en la sala de estar, quien sabe si para la posteridad.