¡Volvemos!
Volvemos. El nuevo año ya ha amanecido. Calmo y sereno, como siempre. Dulce. De un azul invierno, de un frío inofensivo. Sin exigir nada a nadie ni pasar cuentas de nada. Como quien no quiere la cosa. Una atmósfera que podría ocultar que, en realidad, no hay tiempo para dormirse. Ni en los laureles ni en la sala de estudio. Volvemos. “De nuevo en la brecha, camaradas,” escribió Sheakespeare, “de nuevo en la brecha!”. Volvemos a la carga, a dar guerra. A luchar ese momento crítico de las 8:45. A pelear con ese despertador impertinente que suplica que alguien lo acaricie. A emprender cada día la atrevida odisea de ir hasta las duchas con una visión del 20% y sorteando una carrera de obstáculos humanos e immuebles. Volvemos, amigos. Volvemos a la sala de estudio. Volvemos a nuestras series. Volvemos a eso momentos. Tantos. Esos instantes semi ocultos que solo se viven en un colegio mayor como este. Volvemos a las tertulias de cuchillos afilados. Volvemos a las cenas de fútbol en la sala de estar. Volvemos a esos planes maravillosamente improvisados. Volvemos a las tertulias de susurros inquietos que inauguran cada madrugada entre los restos de apuntes abandonados y exámenes al día siguiente. Volvemos. Volvemos con más ganas que ayer. Pero volvemos con menos ganas de lasque tendremos mañana. No volvemos para pasar el rato, volvemos para ganar. Volvemos para volver a hacerlo, para volver a intentarlo. Volvemos para demostrar que imposible es solo una opinión. Volvemos. Claro que volvemos. ¿Acaso alguien creía que nos rendiríamos?
EDITORIAL PEARSON 27