El poder de las palabras
Hay algo que todos los seres humanos hacemos: comunicar. Si miramos la familia, por ejemplo, necesitamos la comunicación entre padres e hijos. Si hablamos de nuestros amigos, necesitamos una buena comunicación. Incluso con las personas que piensan distinto que nosotros, necesitamos una buena comunicación. De hecho, los problemas surgen muchas veces de una mala comunicación porque en realidad no sabemos quién es el otro y entonces empezamos a imaginar.
Los seres humanos somos seres sociales y la comunicación es muy importante porque casi todo nuestro día lo estamos haciendo (email, whatsapp, encuentros personales, etc).
¿Se puede aprender a ser un mejor comunicador? ¿Podemos aprender a comunicar mejor? ¡Sí se puede! Nos centramos en un punto: las palabras.
Las palabras fáciles
Las palabras fáciles son las que te salen sin ningún esfuerzo. Son palabras que uno no las piensa y que por ello dice de una manera imprudente.
(1) Las palabras fáciles que decimos para quitarnos una responsabilidad, por ejemplo, cuando le echamos la culpa a la otra persona: “es que tal persona…”.
(2) Palabras fáciles que decimos porque queremos desahogarnos y queremos descargar nuestra ira. Por ejemplo: «no sirves para nada».
(3) Palabras fáciles, también, cuando nosotros nos hacemos cómplices de una murmuración o chisme, y es algo que no nos consta. Son terriblemente irresponsables ya que pueden dañar a una persona. Además, crean prejuicios.
(4) Las palabras fáciles que decimos porque queremos obtener un beneficio de alguien. Dice Jesús en Mateo 5,37: “Que el lenguaje de ustedes sea sí cuando es sí y no cuando es no, lo que pase de ahí viene del demonio”. Enseñándonos que no caigamos en la tentación de estas palabras fáciles.
Las palabras difíciles
Son aquellas palabras que no decimos con mucha frecuencia pero que tienen una gran capacidad para construir el bien en nosotros y en los demás.
(1) Me equivoqué.
Reconocer que uno se ha equivocado es muy difícil porque resulta que cuando uno reconoce su error tiene que humillar su ego y todos los seres humanos tenemos nuestro orgullo.
La palabra “me equivoqué” es profundamente sanadora porque nos abre a la verdad. Jesús dijo: “La verdad os hará libres”.
(2) Perdóname.
Pocas cosas son tan fuertes para reconstruir una relación como pedir perdón, porque hay un sentido de justicia que todos los seres humano tenemos.
(3) Te perdono.
Decir esta palabra es muy duro pero produce un gran descanso.
(4) Necesito ayuda.
Lo más difícil para una persona que tiene un vicio es reconocer que lo tiene, es decir, reconocer que necesita ayuda. Entre más se demore una persona en reconocer que necesita ayuda es peor.
(5) Te lo agradezco mucho.
Son palabras poderosas que ayudan a construir el bien.